El huarmeyano, el nativo, el oriundo, el de pura cepa, se creía dueño de la verdad y que para él, no existía otra verdad... 
LA SOBRE VALORACIÓN ILUSORIA DEL HUARMEYANO

Heber Ocaña Granados

Probablemente sea abucheado y estigmatizado, por lo que voy a contar. Se abrirán heridas en aquellos que han recibido la herencia histórica de sus ancestros, aunque aquellos que se auto calificaban nativos y auténticos del pueblo, quedan muy pocos en Huarmey, contados con los dedos de una sola mano; la migración ha transformado aquel modus vivendi del otrora huarmeyano, que era un hombre más de aldea que de ciudad.

El viejo huarmeyano, el aldeano, el de parroquia o villa, soñaba a solas un Huarmey solo, un Huarmey de cuatro calles, que si preguntáramos a los viejos (que ya no están) que vivieron el terremoto del 70 y los proyectos de modificación urbana que se ejecutara después de aquella tragedia, seguramente el responsable de ese proyecto “dañino y convenido” fue el alcalde de aquel entonces, Emiliano Reyes de Paz, lo curioso es que, los cataclismos ocurridos en el pueblo, han servido para que el huarmeyano aldeano tenga arrancada de caballo y parada de burro y así lo pinta la historia, cual si fuera un cuadro surrealista o abstracto.

Mencionaremos tres casos de los tres catastróficos sucesos más notables, ocurridos durante los últimos cien años, para dar muestra de cómo ha servido para que el huarmeyano, piense en el progreso, luego de una tragedia, mientras ello no ocurriese, dicen, “el león está dormido”.

Antes de la inundación de 1925, en Huarmey no existía ninguna escuela, al año siguiente de la inundación, Huarmey tuvo su primera escuela primaria, llamada en aquel entonces “Escuela Fiscalizada Nº 3124”, los llamados colegios, de aquel entonces, llegó luego de 36 años, con la creación del Colegio Municipal Vespertino en 1961. ¿Durante 36 años, cuántos jóvenes continuaban sus estudios secundarios, si en Huarmey no había?

Antes del terremoto del 31 de mayo de 1970, Huarmey tenía la prestancia de una sencilla aldea, pero aun así, el 14 de abril de 1950 fue provincia con su capital Casma, pero aquella suerte no le duró mucho, cinco años después, el 25 de julio de 1955, deja de llevar el membrete de provincia de Huarmey, para ser trasferido la categoría de provincia, a la que fuera su capital de provincia, la ciudad de Casma, con la Ley Nº 12382, que decía en su artículo 1º.- Denomínese Provincia de Casma a la actual Provincia de Huarmey, del Departamento de Ancash, creada por el Decreto Ley Nº 11326.

Antes del terremoto, la zona urbana céntrica de Huarmey, era pequeña, gracias al catastrófico movimiento sísmico del 70, la zona urbana empieza a despegar, es decir, del actual Jirón Grau, con dirección al norte, incluso aquel Jirón no era llamado Grau, era llamado Manache; se construyeron viviendas, como las famosas casas de costal en el sector B-8 y la llamada “Nueva urbanización” que cuenta con dos parques: el Grau y el Santa Rosa, de ahí para adelante, ¿habrá existido programas de viviendas que mejoren la calidad de vida de los huarmeyanos, similar a la “Nueva urbanización”?.

La inundación de 2017, que afectó al 90% del casco urbano –zona centro- incluido hospital, comisaria, instituciones educativas, parques, etc, etc, los huarmeyanos por un lado y el alcalde de aquel entonces por su lado, insistieron para la construcción de un nuevo hospital,

Los huarmeyanos exigían porque el que existía, había sido dañado íntegramente, aunque las gestiones para la construcción de un nuevo hospital, se venía realizando desde gestiones municipales anteriores, pero la inundación obligó al pueblo y autoridades a vociferar a voz en cuello, la construcción urgente de un nuevo hospital, pero todo quedó en gritos, en intenciones, hemos llegado al 2021, nuevamente, podemos aplicar aquel viejo adagio, el pueblo y autoridades, tuvieron “arrancada de caballo y parada de burro”, porque a la fecha (enero 2021), cerca de cumplir cuatro años de aquella inundación, no se avizora absolutamente nada, aquel soñado hospital, todavía no se construye y todo es un ensueño.

Nos hemos animado a poner aquel título al presente texto, aunque su origen sea un diagnostico psiquiátrico, porque algo de cierto tiene aquel que me lo dijo, su aval es, la convivencia entre los huarmeyanos por muchas décadas y su nivel académico le da autoridad en escrutar la personalidad de un pueblo.

Huarmey, es una población que ha tenido un modus vivendi con trastorno psiquiátrico, probablemente heredado de sus ancestros, quienes vivieron en un aislamiento total, su mundo era el campo agrícola y los bordes marinos, desarrollando su actividad laboral entre peñascos y surcos, del cual se proveía para su sustento y sobre vivencia.

El huarmeyano, el nativo, el oriundo, el de pura cepa, se creía dueño de la verdad y que para él, no existía otra verdad, más que la suya y mientras tanto, su vida la desarrollaba en su pequeña aldea rodeado de casa huertas y aislado uno del otro e incluso, para el huarmeyano no existía el huaracino, el limeño u otras comunidades, pueblos o aldeas, era su modus vivendi de ahí que, cuando se dio la migración, al huarmeyano solo le quedaba resaltar no sus logros como pueblo, sociedad o individuo, sino sencillamente su origen, jactándose que eran nativos del lugar y los que llegaban no eran más que foráneos, aunque residiesen décadas tras décadas en el pueblo y engendraran hijos, no tenían derecho a ser llamados del lugar, entiendo que debe ser fuerte diagnosticar a un pueblo un mal psiquiátrico, aquella de la “sobre valoración ilusoria” o “superioridad ilusoria”, que tiene mucho que ver con su autoestima, según éste diagnóstico psiquiátrico, no importa el grado de educación, salario o clase social que ostente, el concepto señala que, aquellos no son capaces de no reconocer su incompetencia, mucho menos, no reconocen el valor de los otros, de ahí que, el huarmeyano no era capaz de reconocer el valor y la importancia de los que llegaban, porque se creía dueño de la verdad, era una lumbrera en su propio desierto.

Zaragoza – España, 7 de enero de 2021.