Heber Ocaña Granados

Vecinos de mi tierra, desde hace mucho tiempo somos simples espectadores de los acontecimientos que suscitan los políticos en nuestra tierra, durante las campañas caminan por nuestras calles, con sus manos siempre levantadas en señal de saludo, sus labios se convierten en un vendaval de sonrisas, se acercan a nosotros y nos hablan de sus propuestas y casi convencidos les escuchamos, le sonreímos, e inclusive la agradecemos el gesto, cuando les pedimos conversar, muy cordialmente se acercan a nosotros, como dilapidando a su soberbia que llevan dentro; e incluso, nos siguen contando que la futura elección de autoridades, es una fiesta democrática, que por cierto, finaliza a las 6 de la tarde del domingo elegido para emitir nuestros votos, la mañana siguiente y los demás días, pasamos de la calma a la desastrosa tempestad y dejamos ser el ciudadano codiciado por los políticos, mucho más, por el elegido, ¡aaay!, el elegido, desde ese momento y durante los siguientes cuatro años, tendremos que ir en busca de ellos, esperar hora tras horas para poder conversar de nuestros problemas y/o necesidades que son funciones y responsabilidad de ellos el resolverlos; los elegidos pasan a ser “actores protagonistas y como comparsa ocasional, nosotros, el pueblo soberano, que entró en el palco solo para la escena de las elecciones, mientras que el resto del tiempo asistimos al espectáculo como público”, ya lo decía Emilio Gentile, historiador italiano, “que hoy está teniendo lugar una mutación de la democracia representativa en democracia recitativa”, tal cual hoy se presentan los candidatos que pretenden gobernarnos, con su repetitivo parloteo de buen vecino y de buenas intenciones, aunque también, “de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno”, por ello, te insto a no ser apático a éstos acontecimientos decisivos para el futuro de nuestros pueblos, no permitamos la degradación de la cultura política a meros y millonarios anuncios publicitarios, quienes practican estas viles costumbres politicastros, nos están dando indicios de un embaucador habitual o reincidente.

Te hago recordar o te pongo de conocimiento, que, “Democracia significa poder del pueblo. Si el poder pertenece al pueblo, el pueblo es el titular de la soberanía. Así, pues… ningún gobernante puede estar por encima del pueblo o fuera del pueblo. De la voluntad de los gobernados deriva toda autoridad de los gobernantes” – Emilio Gentile.