Fue un 12 de febrero, cuando llegaron los primeros pobladores al lugar desértico y desolado, donde por las tardes ofuscaba el sol y los chillidos de los pájaros silvestres, se revoloteaban con el fuerte viento de toda la vida, pero aun así, ellos, asentaron las huellas de sus pies.
DE LA INUNDACIÓN DE 1967, NACIÓ EL BARRIO SANTO DOMINGO. 


Santo Domingo, nació como nacen las almas buenas y sencillas, era 1967, 12 de febrero, un jueves, el cielo daba sus garuas por las noches y por el día, el sol fatigaba a la sangre del huarmeyano, como siempre, era verano, el comentario en las pocas calles del pueblo era sobre la inundación que había arrasado a la vieja y desaparecida calle Paramonga, ubicada a orillas del rio Huarmey, una gran cantidad de gente habían sufrido los embates de ese que hasta ahora, el peruano joven, el peruano anciano, el huarmeyano de hoy, le sigue temiendo, porque daña sementeras completas, destruye casas y cosas, arrasa todo, destruye todo, la corriente del niño o lo que se llama ahora el niño costero, por esos años también, el niño era terrible.

En la calle Paramonga, vivian gente venidas de la sierra ancashina, ellos llegaron motivados por el auge de la buena pesca y el trabajo en el campo, era el tiempo de los terratenientes, de los hacendados, se dice que para ese día, 12 de febrero de 1967, el sol había salido demasiado grande y el dorso de los varones andaban desnudos, expuestos al sol y al fuerte viento, el lomo de los animales quemaban, cumpliendo su rutina diaria, iban y venían del campo al pueblo.

De Manache, todavía quedaba lo exótico y un recuerdo muy cercano, Tuquillo, una bonita playa iluminada de noche, era verano y el sol sofocaba la piel.

Fue un 12 de febrero, cuando llegaron los primeros pobladores al lugar desértico y desolado, donde por las tardes ofuscaba el sol y los chillidos de los pájaros silvestres, se revoloteaban con el fuerte viento de toda la vida, pero aun así, ellos, asentaron las huellas de sus pies.

Los hombres y mujeres que llegaron a poblar el lugar, entre todos, el mayor tenía 37 años: Hugo Valenzuela, Justino Medina, Marcelina Medina, quizá la mayor entre todas las mujeres, su hija Angelica Ita medina, Alejandro Malca, Benigna Lindo, Eugenio Changa y Alberto Ocaña Gomero, fueron los primeros, luego de ellos, todo un pueblo, lo que son ahora, los que pueblan algunas calles de tierra y arena, como hace más de 50 años.

Ellos, los primeros, hicieron de un arenal, un pueblo, su nombre, Santo Domingo, cuya razón del nombre, fue en homenaje a un gran médico que Huarmey tuvo como alcalde, entre los años 67 y 69 del siglo pasado, su nombre: Domingo Salinas García, al que el pueblo y sus pacientes le llamaban el doctor hierba luisa, porque al recetar una pastilla, recomendaba que la tomara acompañado con una infusión de hierba luisa.

Buen hombre, religiosamente aprista y sincero, hombre grande, un huarmeyano adoptivo y adoptado, hoy se recuerda la gesta gloriosa del médico hierba luisa, para que la gente viva sin las ofensas de las aguas, de la madre naturaleza.

Gracias Doctor hierba luisa, eras el alcalde del distrito de Huarmey, hoy queda el recuerdo imperecedero y tu nombre transita por todas las calles del pueblo, como el mejor homenaje a tu certera idea de reubicar a los damnificados de aquella inundación, el lugar, la zona despoblada de lado norte del pueblo.

Tus hijos te recuerdan barrio de mi infancia y de mi vida, aunque otros te hayan olvidado, es lo que ocurre, pero a donde quiera que yo vaya, tu nombre será mi gloria y mi destino, barrio de mis hijos, cuya herencia la recibí de mis padres y hoy como padre, entrego como herencia a mis hijos.

Así nació el barrio más sencillo y humilde, su nombre: Santo Domingo.