De nuestra mala elección, ha dado como resultado tener un gobierno local, liderado por Miguel Ángel Sotelo Llacas, mediocre, absurdo, ineficaz, intolerante, inútil, estéril, inoperativo, gritón y que ha confundido la transferencia poder de un pueblo que creyó en sus promesas para que gobierne a favor de él y no, a favor de sus caprichos y con torpes criterios empíricos, teniendo un gobierno cacicato, jefaturando todos los ámbitos administrativos municipales, pero no liderando el gobierno municipal huarmeyano, como en realidad se debería de gobernar. Porque Jefe no es lo mismo que líder.
DE LA FLOR Y SU DESAZÓN CON GESTIÓN DE ALCALDE HUARMEYANO.


Es notorio y clarísimo, de por qué no se está notando la presencia del Director Ejecutivo de la Autoridad Nacional para la Reconstrucción con Cambios (RCC), liderado por Pablo de la Flor en la ciudad de Huarmey, porque ha manifestado ante la Comisión de Reconstrucción del Congreso, una verdad que los ancashinos lo tenemos muy claro y cargamos ese estigma por culpa de los machacados políticos ancashinos por su trabajo enfrente de sus instituciones, ya sea local o regional.

Un estigma que probablemente lo carguemos por muchos años, mientras como ciudadanos no enmendemos el rumbo desde nuestras prácticas democráticas; es decir, saber elegir, sin contratiempo y sin dejarnos engatusar por palabrerías, que al final son solo eso, palabras, siempre nos irá mal. Dejar de lado el amigazgo, el compadrazgo, la interpretación de que él o ella es buena gente, el más conocido, el que no se mete ni tiene problema con nadie, el que tiene una vida acuartelada en sus condominios, sin hacer vida pública, ni verse involucrado en procesos reivindicativos del pueblo, de esos hay que cuidarnos y tomarlos con pinzas sus propuestas, hasta sus falsas sonrisas al puro estilo de Guason.

Leer o escuchar que alguien diga que, “en Ancash resulta un inconveniente que tengamos a un gobierno regional invalidado en la ejecución de obras y lo mismo de buena parte de los alcaldes que no cumplen con los niveles de ejecución mínimos requeridos sino que en muchos casos están contaminados con actos flagrantes de supuesta corrupción”, es sintomático que vivimos un tiempo desastroso en crecimiento económico y en desarrollo social, con éstas palabras del Director del RCC nos presenta un panorama desolador, nada esperanzador para seguir confiando en sus trabajos enfrente de sus despachos a las autoridades ancashinas, desde un alcalde distrital, provincial y regional.

Leer “gobierno regional invalidado en la ejecución de obras” o “alcaldes que no cumplen con los niveles de ejecución mínimos requeridos”, nos está diciendo que son inoperativos, nulos, infructuosos, inoperantes, inútiles, ineficaz, estériles, en términos populares: buenos para nada y eso es nuestra vergüenza, nuestro error ciudadano, al elegir, a toda esa laya de gente que cumplen con todos esos adjetivos vergonzantes. Las expresiones del Director de RCC, es para darnos cuenta de la enfermedad calcinante que vivimos los ancashinos, por culpa de los políticos locales, regionales y por nuestras propias culpas.

Por otro lado, decir; “vamos a remediar esa falta de representación nombrando a alguien más… se va a requerir una supervisión más minuciosa de lo que se haga sobre todo en Huarmey”, aquí si ya, puntualiza y pone el dedo sobre la llaga, porque eso, no es halagador para los huarmeyanos, el saber que su primera autoridad está siendo observado por todos los adjetivos señalados líneas arriba, y más precisamente seguro, por las diversas denuncias de retención de donaciones que habían estado destinados para los damnificados y afectados por el desborde del rio de marzo último, y a todo esto se suma, el bajo nivel de ejecución, es decir, obras no ejecutadas con los presupuestos que transfiere el gobierno central, por los distintos rubros siendo las más conocidas: FONCOMUN y Canon Minero, entre otros.

De nuestra mala elección, ha dado como resultado tener un gobierno local, liderado por Miguel Ángel Sotelo Llacas, mediocre, absurdo, ineficaz, intolerante, inútil, estéril, inoperativo, gritón y que ha confundido la transferencia poder de un pueblo que creyó en sus promesas para que gobierne a favor de él y no, a favor de sus torpes criterios empíricos, teniendo un gobierno cacicato, jefaturando todos los ámbitos administrativos municipales, pero no liderando el gobierno municipal huarmeyano, como en realidad se debería de gobernar. Porque Jefe no es lo mismo que líder.