Texto publicado en la Revista PRENSA ANCASHINA - Visión actual de Ancash, el Perú y el Mundo. Edición Mayo - Junio 2015 - Página 9.
CINCUENTA AÑOS DE SUEÑOS Y UTOPIAS EN HUARMEY


Huarmey es la provincia geográficamente más grande de la región Ancash, sus contrastes resultan preocupantes, considerando que es la primera provincia del norte que colinda con la región Lima, capital de Perú, a escasas 4 horas de camino en autobús.

Una provincia grande con mucha gente desempleada o subempleada, pero con una empresa minera que tiene su puerto de embarque dentro de su jurisdicción, pero que a pesar de ello, no ha sido considerado como zona de influencia minera, ni es una fuente de empleo para los que residen en la ciudad capital de provincia; Una provincia grande cargado de bellos y atractivos recursos naturales, explotables para el turismo nacional e internacional, pero que ni el 0.5 % del turismo que ingresa al Perú, llega a visitarlo; Una provincia grande cercana al mar, donde otrora tiempo, fuera el principal abastecedor de pescado de la gran lima y considerado el cuarto puerto pesquero productor de harina, aceite y conserva de pescado en los años 60 del siglo pasado en el Perú, pero actualmente la gran mayoría de la gente que se dedica a la pesca, lo hace de manera artesanal y en otros casos informal, las empresas pesqueras solo son recuerdos.

Una provincia geográficamente grande pero con un retraso de desarrollo, una provincia que vive por mucho tiempo de utopías o sueños esperanzadores, como por ejemplo, desde cuando Huarmey fue distrito en los años 60, dependiente de la administración de la provincia de Casma, hombres y mujeres de aquel entonces que residían en el distrito huarmeyano, soñaban con un pueblo prospero, cuando llegara el día en que Huarmey sea elevado a la categoría de Provincia y por eso lucharon dieciocho largos años, hasta que llegó a ser reconocido como provincia gracias a la Ley Nº 24034, del 20 de diciembre de 1984 y la historia siguió su curso, por la andadura de un pueblo que con paso de tortuga se dibujaba en cierne, sin más heroísmo que pequeñas y contadas acciones que discurrían por las voluntades de las primeras autoridades provinciales… y el cadáver ay siguió muriendo.

Pasado el tiempo y olvidado las viejas y buenas intenciones de los hombres y mujeres de los años 60, que soñaban con un Huarmey como provincia, se despertaron nuevas utopías y con ella, nuevas voces de generaciones que reclamaban la electrificación, porque sin ella, Huarmey no se movería y no habría generación de riqueza y por ello nuevamente, habría que tomar iniciativas de lucha y formar comités para la electrificación de la ciudad y sus alrededores las 24 horas del día… y el cadáver ay siguió muriendo…

Una vez llegado la electrificación durante el gobierno de Alberto Fujimori, se empezaba a notar el cambio del Huarmey que se quería, movimiento y generación de riqueza, pero todo quedó ahí, no avanzaba, no había señal de que las cosas iban mejorando y se empezó a gestar una nueva utopía, una nueva posibilidad de encontrar la senda del desarrollo, ya no queríamos depender comercialmente de Barranca, ni de Casma, nosotros deberíamos de tener lo nuestro en lo comercial y en la banca, no podíamos seguir yendo a depositar o a cobrar nuestro dinero a los bancos comerciales, ubicados en las ciudades aledañas, es más, el único banco comercial que tuvo la ciudad, el Interbanc, clausuro y cerro sus servicios, de nada nos había valida llegar a ser provincia; el cierre del Banco Interbanc, significaba un descenso en el movimiento económico de la ciudad; el único banco comercial de la ciudad, fue absorbido por la crisis de los años 80, durante el primer gobierno de Alan García.

El pueblo seguía buscando alguna utopía porqué luchar y mantener la esperanza de un Huarmey prospero y generador de riqueza, el sueño no había muerto, éste había sido transferido a las nuevas generaciones para continuar con la tarea de plantearse nuevos retos y abrir nuevas posibilidades y llegó preciso, justo a la hora del tiempo mismo en que se necesitaba en quien creer y de quien esperanzarse; la Compañía Minera Antamina fue quien tocó las puertas de la ciudad y le dejamos entrar, porque la utopía de nuestros padres no habían funcionado y había que buscar el modo de hacer prospero éste pueblo y entonces llegó ésta compañía, que entro a la ciudad como Pedro en su casa, con mensajes de prosperidad para los huarmeyanos, ellos traerían empleo, banca comercial y el consumo de los productos generados en el campo y el comercio local, nos dijeron entre otras cosas, que consumirían lo que Huarmey producía y ello redundaría en la generación de riqueza que tanto habían soñado nuestros padres desde los años 60.

Con la llegada a la ciudad de ésta compañía minera, un minúsculo grupo empezó a concienciar a la población, de lo peligroso que era tener a una empresa minera trabajando en los mares de nuestro puerto, casi nadie oía ni creía, en vez de unificar ésta nueva esperanza, Huarmey empezó a dividirse y a convertirse en una ciudad conflictiva y en conflicto social permanente, ya dejaba de ser una ciudad tranquila, de los saludos cotidianos entre unos a otros, de las sonrisas sinceras en reuniones de amigos, para pasar a ser una ciudad de rivalidad entre quienes creían que toda proyecto minero contamina y entre los que veían que era la oportunidad de su vida para el ascenso a la prosperidad económica y ponerse a buen recaudo ante una crisis económica; se formaron comités de lucha, frentes de defensa, sindicatos por el lado de la oposición, mientras que por el otro bando, se creaban empresas de servicio múltiple al servicio de la minera, asociaciones de diversas actividades económicas y sociales, empezaron a pedir dádivas para mejorar su sector o su gremio, todo ello conformó la realidad en la segunda mitad de los años 90, entorno a la que sería la última utopía del siglo XX para la provincia de Huarmey, mientras éste seguía postrado cada vez más con ilusas esperanzas, aguardando que llegará el día en que ya dejáramos de ser la provincia de las utopías, de los sueños frágiles, de las batallas perdidas, de los hombres y mujeres desempleados, porque la esperanza ahora se cifraba en la minera, pero ese día, aún no llega, Huarmey, sigue siendo el pueblo desempleado o subempleado y lo que es más penoso, vive en un constante divisionismo, fraccionado por los cuatro costados por el que se le mire, peleado, incrustado en una pelea a muerte entre amigos, vecinos, hermanos y familiares, porque el uno no tiene principio o porque el otro es un vividor, nadie es para tal cual, en estos tiempos existen bandos, tanto de los que mantienen un “principio”, que hasta podríamos llamarles radicales u otros que llevan la comparsa de la Cía. Minera Antamina.

Por otro lado, ya desde los años 90 se hablaba de la habilitación de un Parque Industrial en algún lugar de la provincia de Huarmey, el Médico Pedro Tapia era el que ofertaba en sus campañas electorales, Tapia tenia como aliado a Michel Azcueta, otrora líder de Villa El Salvador y a Martín Pumar, en los tiempos de su candidatura en Somos Peru.

En este tiempo del 2015, se habla de una avanzada gestión que incluye terreno de 3,482.6248.32 Has, e incluso empresarios interesados en invertir en cuanto se concrete el Parque industrial, pero hay dos posiciones sumamente contrarias, convertidas en un antagonismo mas que técnico en político, sumado a ello la bandada de ofertas por parte del llamado Consorcio, para mejorar la economía de los huarmeyanos, pero con la nefasta experiencia minera, todo ello se vuelve incredulidad en el sentir de los huarmeyanos, más aún cuando el actual alcalde en reunión publica manifestó que entre las clausulas del convenio firmado entre la Municipalidad Provincial de Huarmey y el Consorcio señalaba que se tendrá una penalidad forzoso de pago de US$ 1000´000,000.00 (cien millones de dolares americanos) que sería aplicado a cualquiera de las partes que incumpla con los acuerdos estipulados en el contrato y que el RUC del Consorcio estaba inactivo, desde el 31 de diciembre del 2014.

Lo cierto es que, en las utopías en las que ha vivido Huarmey en sus últimos cincuenta años, casi ninguno le ha resultado beneficioso...